Nuria Pompeia: La forma más civilizada de decir las cosas

Núria Pompeia (Núria Vilaplana Buixons, Barcelona, 1931-2016) probablemente se hubiera sentido muy satisfecha si hubiera sabido que el movimiento de mujeres ilustradoras y humoristas gráficas que hoy ha hecho eclosión en España le profesa no sólo gran admiración, sino que la reconoce como la pionera de esas artistas que hoy despuntan en las revistas del género, en el mundo del cómic y en el de la ilustración en general.
A cuatro años de su fallecimiento el 26 de diciembre de 2016 su figura brilla como un faro para estas mujeres que reconocen los pasos que esta barcelonesa emprendió en el todavía pacato mundo del final de la dictadura de Franco y en los convulsos años de la transición a la democracia. Años en los que Núria Pompeia se destacó no solo como humorista gráfica sino también como periodista, escritora y dibujante donde, a través de su obra, comenzó a ondear con perspicacia y agudeza crítica las primeras reivindicaciones feministas de la época.
No en vano el colectivo Autoras de Cómic le concedió en 2013 su primer Premio Honorífico en reconocimiento a su labor y trayectoria en el campo de la historieta con la pretensión de recuperar la obra de la galardonada y promover su relevancia en la esfera institucional.
“Lo que me sorprende de ella es esa potencia de voz, esa capacidad de expresar en tan pocas líneas y con tan pocas palabras conceptos tan potentes, cuando en su época apenas hay mujeres haciéndolo”, comenta Raquel Gu, integrante de esta asociación, quien destaca el trazo “sencillo pero muy moderno” de la artista y periodista catalana.
La metamorfosis
Raquel Gu, quien integra también el equipo de ilustradores de Gran Tití, camisetas de autor, destaca dentro de la obra de Núria Pompeia la serie que se conoce como La metamorfosis que publicó en la revista Triunfo. “Es algo que podrías apreciar ahora y lo considerarías una novedad. Si vieras publicado algo así, dirías qué bueno, qué nuevo. ¡Y es de hace 40 años! Es impresionante porque, además, la serie es muda. Poder decir todo lo que ella transmite, a nivel de crítica y a nivel gráfico, con esos personajes que se van transformando es espectacular”.
“La serie La metamorfosis es algo que podrías apreciar ahora
y lo considerarías una novedad…
…¡Y es de hace 40 años!”
“A mí me parece pionera no solo en el terreno de las mujeres humoristas, sino pionera en general, porque creo que su obra está a un nivel increíble para la época. Con La metamorfosis no tengo en cuenta el género, pues como autora total hizo un trabajo impresionante”, sentencia sin dudas Raquel Gu, quien en esta serie en concreto destaca el nivel de experimentación tan logrado hasta lograr esa apariencia contemporánea.

Imágenes de la serie Metamorfosis publicadas en la revista Triunfo y recopiladas por Pepe Gálvez para la exposición Núria Pompeia: sola davant de la vinyeta (2012).
Ante una pregunta de Gran Tití profundiza en su reflexión: “Me ha encantado cuando has dicho que es como cinético, como una película donde aprecias el movimiento. Y es tan plástico que si alguien se anima a hacer una recopilación de su obra pues que también se anime a darle movimiento a eso”, se atreve a sugerir.
Las mujeres y sus hermanas
Raquel Gu hermana a Núria Pompeia con otras humoristas gráficas, algunas más cercanas a su época y otras de estos días. Por ejemplo, la francesa Claire Bretecher, quien murió hace unos meses, autora del personaje Agripina, aunque esta con un “trazo es distinto al de Nuria, un trazo un poco más nervioso diría, por describirlo de alguna manera, aunque en cuanto a potencia me gusta hermanarlas”.
También se refiere a Flavita Banana, de las nuevas generaciones, y a la autora estadounidense Liana Finck, de la revista New Yorker, de una generación más joven, pero quien “coincide con Nuria en esa fuerza para transmitir con unas pocas líneas un mensaje muy fuerte y, sobre todo, desde el punto de vista de una mujer”.
La mujer siempre estuvo en el centro del trabajo de Nuria Pompeia, sus angustias existenciales, sus retos en la sociedad, la denuncia en un mundo hecho a la medida de los hombres. No dejó temas sin tratar en una España que apenas se asomaba al mundo de la modernidad: la planificación familiar, las diferencias salariales, las discriminaciones legales, así como los anticonceptivos y el aborto cuando estos todavía no habían sido legalizados.
“Nuria habló de la situación de la mujer porque la injusticia en torno a ella era total y era lo que en su época le daba más duro. Con sus dibujos, dio voz a esa forma de expresarse, a esa forma de protestar, de reivindicar, de decir: señores, está pasando esto. Y lo hizo de la manera como ella describía el humor, como la forma más civilizada de decir las cosas”, nos cuenta Raquel Gu.
Su pluma crítica alcanzó a señalar las pulsiones machistas que subsistían entre los hombres de la izquierda de aquella época con quienes ella se relacionaba en la militancia contra la dictadura.
Núria Pompeia: una amplia carrera
Además de Triunfo, Nuria Pompeia trabajó y fue colaboradora de revistas como Vindicación feminista, Saber, Cuadernos para el diálogo y Emakunde. También estuvo ligada al diario La Vanguardia y llegó a ser redactora jefe de Por favor, publicación dirigida por Manuel Vásquez Montalbán.
“Fíjate que las cabeceras en las que ella publicaba y en las que ella trabaja son cabeceras que estaban en primera línea. Ella termina hablando, un poco como todos los dibujantes de humor gráfico, de lo que te rodea, de tu entorno, de lo que pesa en el momento. E históricamente nos estamos refiriendo a ese momento entre dictadura y transición, un momento en el que la gente comienza a expresarse y se abre. Yo creo que había allí mucha potencia contenida”, explica Raquel Gu.

Imágenes de la serie Metamorfosis publicadas en la revista Triunfo y recopiladas por Pepe Gálvez para la exposición Núria Pompeia: sola davant de la vinyeta (2012).
Entre los libros publicados que aún se consiguen en el mercado de segunda mano destacan La educación de Palmira, con Manuel Vázquez Montalbán, Y fueron felices comiendo perdices…, así como Mujercitas, “obras que cuestionaban los roles de género e incidían en la importancia que tienen la educación y el contexto social y político en la desigualdad entre hombres y mujeres”, según nos señala el blog The Watcher and the Tower especializado en cómics y que dirige el historiador, profesor, crítico y divulgador, Gerardo Vilches, miembro de la Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic.
Su obra no ha sido recopilada aún –es una materia pendiente- aunque sí reconocida en diversos eventos como la exposición que le dedicó el Colegio de Periodistas de Cataluña, comisariada por Pepe Gálvez o abordada en ciclos dedicados a autoras de cómic como el Seminario Interdisciplinar de Estudios de la Mujer de la Universidad de Zaragoza, que incluyó también una exposición, además del premio honorífico otorgado por Autoras de Cómic. Hubo también otra exhibición en la que diversas autoras recrearon su obra desde el punto de vista actual y que hoy se puede ver en la página web de Humoristán.
“No sé qué reconocimiento tuvo en su época, probablemente los lectores de Triunfo la valoraron mucho, pero prueba de que el que tuvo como autora no fue suficiente es que al día de hoy no hay ningún recopilatorio de su obra y nadie la ha recuperado aparte de algunas exposiciones”, comenta Raquel Gu, quien piensa que se trata de “un vacío muy importante no tan solo como referente para muchas de las mujeres que dibujamos hoy, sino como referente del humor gráfico en general”.